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miércoles, 31 de agosto de 2016

Declaración Universal de Sentimientos Humanos

Yo como cualquier aspirante a convertirse en bonito recuerdo, declaro...
Primero.  Tengo derecho a amar y ser amada. Esta cláusula deberá ser respetada incluso por quien no me quiera a mí. Da igual. Como cantó el maestro, fue siempre más feliz quien más amó.
Segundo. Tengo derecho a enamorarme incluso de quien yo no haya decidido. Sobre todo de quien yo no haya decidido. Enamorarse jamás fue una decisión. Ser feliz, sí,
Tercero. Tengo derecho a que nadie, y cuando digo nadie me refiero a mí misma, esté legitimado para juzgar mi relación. Por encima de la raza, edad, sexo o religión, si dos personas han decidido quererse, quién eres tú para juzgarles.
Cuarto. Tengo derecho a buscar ya no buenas parejas, sino buenos ex. Y a sentir lo que no haya sentido jamás. Y tengo derecho a sentirlo de primera mano cada vez que lo haga. Porque puede que el corazón no envejezca. Pero la mirada, sí.
Quinto. Tengo derecho a perdonar y a ser perdonada. Jamás por partes iguales, esto no es una ecuación, y si lo fuera, sería incapaz de despejarme yo.
Sexto. Tengo derecho a llorar cuantas veces quiera por todo aquello que dejé o me ha dejado. Por todo lo que jamás entenderé. Por todo lo que se me quedó en el tintero. Tengo derecho a echar de menos todo lo que jamás ocurrió. Y tengo derecho a remover mi pasado a las tres de la mañana, aunque todos sepamos de antemano que siempre será un error.
Séptimo. Tengo derecho a abrazar como si no hubiese un mañana. Porque algún día sé que tendré razón. Y ese día será demasiado tarde.
Octavo. Tengo derecho a querer a quien no conozco pero sé que sufre. Sobre todo si sé que sufre. Esto último, más que un derecho, es una obligación.
Noveno. Tengo derecho a quererme a mí lo justo para poder empezar a querer a los demás.
Y décimo. Igual que tengo derechos, también tengo una obligación y sólo una: la de seguir los dictámenes de mi corazón por encima de todo lo que pase e intentar siempre dar más de lo que reciba.
Así lo firmo a día de hoy, desde este lugar del planeta, con todos y cada uno de mis latidos.

SM.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Ven, que te abrazo fuerte

Quizás últimamente ande un poco perdida,
y eso sea culpa de tus ojos;
que me atrapan
y que no me sueltan.
He cometido demasiados errores
y creo que el peor de todos,
sin lugar a duda,
ha sido no darme cuenta de que has estado
ahí, justo ahí,
a mi derecha
todos estos años.
Y es que esto es culpa del amor,
sí, amor.
Ya me atrevo a usar estas palabras tan peligrosas,
porque una vez que Cupido te dispara una de sus flechas...
ya no hay vuelta atrás.

Quizás muchos no nos entiendan,
o no quieran entendernos
y simplemente porque tienen miedo
a que tú y yo, juntos,
formemos el mayor de los huracanes.
Pero te aseguro que a mi esto no me da miedo,
porque sé que te quiero a ti,
en mi vida,
siempre.
Sé que esto es real,
desde el momento en el que,
eso que late,
late mucho más fuerte cada vez que estás cerca.
Desde que podría estar horas recorriendo cada línea de tu tatuaje,
sólo para aprendérmelo de memoria una vez más.

Me has salvado de numerosas caídas,
me has hecho cada día un poco más fuerte
y me has enseñado que el amor, va de la mano de la amistad.
Y que tú y yo la agarramos bien fuerte.

No puedo negarte una sonrisa y mucho menos un abrazo,
así que ven,
que te abrace fuerte,
no vaya a ser que decidas irte.
Y matarme así,
a besos.

SM.