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martes, 29 de septiembre de 2015

Vivía anclada siendo tormenta

Estaba cansada de esa constante caída libre,
de ese trayecto de idas y venidas;
estaba cansada de sí misma.

De caer
y tropezar con la misma piedra,
de sentirse sola
y
completamente
apagada.

Necesitaba tocar cielo,
y no era capaz de mantener los pies en la tierra.
Quería desaparecer
y deshacerse
de
sus
continuas
cicatrices.

Vivía anclada,
siendo tormenta.
Y su único y verdadero deseo era volar.

Nadie la entendía,
sus pensamientos eran continuas cenizas,
y sus lágrimas broches de cristal.

Necesitaba ayuda,
y nadie era lo suficientemente realista para darse cuenta.

Quería vivir
lejos,
sin pensar en una muerte constante.

SM.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Y le besó las cicatrices de las muñecas, como si de una obra de arte se tratase.

SM.

viernes, 25 de septiembre de 2015

martes, 22 de septiembre de 2015

¿Quién soy yo para juzgar a nadie basándome en sus sentimientos?

Hay tantas cosas que hay que tener en cuenta cuando calificas a alguien... y debo de admitir que antes de conocerle, hacía eso demasiado a menudo. ¿Quién soy yo para juzgar a nadie basándome en sus sentimientos? No sabía lo fuertes que podían llegar a ser esas estúpidas emociones; no podía comprender el magnetismo que podía llegar a sentirse. Nunca entendí la forma en la que el amor consigue tener más poder que el sentido común y que la pasión sobrepasara la lógica, y que sea tan descorcentante que nadie más sepa de verdad cómo te sientes. Nadie puede juzgarme por ser débil o estúpida, nadie puede rebajarme por cómo me siento.
Nunca diría que soy perfecta, y lucho cada segundo por mantenerme a flote, pero no es tan fácil como los demás pueden pensar. No es tan fácil alejarse de alguien que ha alcanzado cada una de tus células, que se ha apoderado de cada pensamiento, y que ha sido el responsable de lo mejor y lo peor que he llegado a sentir.
Nadie, ni siquiera la parte dudosa que hay en mi, puede hacerme sentir mal por amar apasionadamente y desear conseguir el gran amor del que tanto he leído en las novelas con desesperación.

SM.

sábado, 19 de septiembre de 2015

jueves, 17 de septiembre de 2015

Qué hace un ángel como tú en un infierno como el mío

No nos gusta que otros lean lo que escribimos, porque creemos que está mal lo que sentimos.
¿Sería muy egoísta si te pido que no te enamores de nadie más?
Y es que, vivo adicta a eso de tener que ponerme de puntillas para besarte.
Me has enseñado que la soledad no es estar sola, es estar vacía. Y yo a tu lado he conseguido llenar cada pedacito de soledad que me aterraba.
Debo confesarte que tu locura es mi mayor debilidad, que tu rareza es mi delirio más grande, y que tu voz, es mi única seducción.
Y cada día me pregunto qué hace un ángel como tú en un infierno como el mío, entregándole tu amor al más pobre de los diablos; desde el primer día que te vi supe que hay besos que comienzan mucho antes de rozar los labios.

SM.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Mientras seamos jóvenes,

En este atrápame si puedes
fuimos lo que el viento se llevó.
Volamos con faldas y a lo loco,
cantando bajo la lluvia.
Que no me importa la distancia,
que Manhattan puede ser Casablanca
que Philadelphia, Múnich
si hay un motivo para querernos.

Nunca nos importaron, de sobremanera,
las razones del amor,
fuimos los besos de nuestro último verano,
vimos la muerte entre las flores,
y al secreto de tus ojos 
le pusimos el nombre de la rosa.

Nos dejamos llevar por los juegos del hambre,
nosotros que siempre fuimos comida,
fuimos un paseo para recordar
antes del amanecer,
sufrimos las luces de ciudad
y en la mañana,
desayunamos con diamantes.

Tú me pedías fast,
yo te lo hacía furious;
había algo de Nymphomaniac en tu forma de mirarme.
Me besabas con tu lengua de mariposa
y decías que ir en busca de la felicidad 
ahora carecía de sentido,
que nunca me ofrecerías la vida en rosa,
sino en el color de la granada.
Un Moulin Rouge 
capaz de ser mi pena de muerte.

Nunca vimos la medianoche en París,
tampoco tenemos memorias de África.
Los amantes del círculo polar
descubrieron el reino del hielo 
antes que nosotros;
pero, en cambio,
nos atrevimos a bailar con lobos,
a ser la isla mínima,
a ser un Titanic que siempre salía a flote,
un Pearl Harbor capaz de cumplir esta misión imposible.
Ahora o nunca, dijiste.
Y volamos sobre el nido del cuco,
aunque tuviéramos las alas rotas,
y trescientas 
o casi trescientas
promesas por cumplir.

No me olvides, me dijiste,
recuérdame
en estos relatos salvajes.
Ahora es tiempo de valientes,
abre los ojos,
se ha abierto la ventana indiscreta,
la voz dormida, suena más que nunca,
amar peligrosamente es nuestra razón de ser,
y aquí huele a perfume de mujer
aunque estemos a tres metros sobre el cielo.

Te escribo éste poema de salvación,
este réquiem por un sueño,
este despertar de las gárgolas,
pues ya no te puedo olvidar;
tu boca Pulp Fiction,
tus manos Kill Bill,
tu dulzura Amelie.
Cuando el día de mañana,
alguien me diga que estoy perdida,
que ya no huelo tan Annie Hall como antes,
recordaré todo este
retorno del pasado.

Recuerda que aún vivimos bajo la misma estrella,
y no olvides lo que construimos
en un momento;
grítales a todos ¡qué bello es vivir! 
aunque esté lejos de ti,
perdido por el club de los poetas muertos.
o tal vez la ciudad de Dios,
acordándome con melancolía
de cómo aquella gata, sobre el tejado de zinc,
pasaba las horas
con un atrevimiento American Beauty
y un colocón Transpoitting.

Antes que el diablo vista de Prada,
les hablaré de ti,
a los hijos de los hombres,
a los descendientes,
y les diré que somos la leyenda de este poema
que seguro, seguro,
ellos quemarán después de leer.
Tú que eres todos los días de mi vida,

PD: te quiero.

SM.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Amores infinitos, jóvenes, pero infinitos.

Y que se jodan todos aquellos que dicen que el amor no es cosa de jóvenes. ¿Acaso saben lo que es el verdedero amor?
Sino lo saben, es que no han tenido la suerte de verte sonreír entre beso y beso.
                       [Ese es un lujo que sólo yo conozco].

Y que se jodan todos aquellos que no conocen el sabor de tu piel, ni las constelaciones de tu espalda.
Qué suerte la mía, la de haberte conocido.
La de quererte,
sin miedo a perderte.

Y que se jodan todos aquellos que no sienten tus abrazos de despedida,
esos que son míos,
y me hacen no querer encontrar la salida.

Y es que yo, he encontrado el amor en tus pupilas,
en mis ganas de besarte hasta el último rincón de tu cuerpo,
tus ganas de tenerme.

Qué se jodan aquellos que perdieron la ilusión de amar, porque no te encontraron en su camino.
No te vayas de mi lado,
eso es lo único que te pido.

Mis ganas de escribir se han esfumado,
porque siento que así pierdo cada segundo a tu lado.
Qué soy joven, y he aprendido a amar,
y a hacerlo.
Y no tengo miedo, porque creo en los infinitos.

Y en los amores jóvenes para toda la vida.

SM.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Yo no quiero ser recuerdo

A la mierda
   el conformismo:
      yo no quiero
          ser recuerdo.
          Quiero ser tu amor imposible,
          tu dolor no correspondido,
          tu musa más puta,
          el nombre que escribes en todas las camas
          que no sean la mía,
          a quien maldigas en tus insomnios,
          a quien ames con esa rabia que sólo da el odio.

SM.