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sábado, 24 de septiembre de 2016

Y rompí a llorar.
Lloré como hacía meses que no lo hacía.
Lloré de dolor,
rabia e impotencia.
Lloré desconsoladamente y con el corazón partío'.
Me volví a sentir traicionada,
volví a tener el corazón hecho añicos.

Rota,
estaba tan rota que incluso mis caricias cortaban.
Y fue el final,
fue el final de una historia interminable,
de sonrisas incalculables,
de lágrimas desprendidas.

Y rompí a llorar al verle partir de nuevo.

SM.

Él amará a otra mujer.

Él amará a otra mujer,
amará cada latido de su corazón intoxicado.

Cada vez que oiga hablar de mí,
fingirá no haber oído nada.
Cada vez que se cruce por mi camino,
fingirá no conocerme de nada.

Él amará a otra mujer,
y la besará nada más despertarse a su lado.
Soñarán con una vida, 
vivirán todos sus sueños.
Se enamorará de su risa,
de su prisa, 
y de la brisa de su aroma cada primavera.
Amará sus enfados, 
sus caprichos,
sus delirios de niña.
La amará como nunca antes había amado.

Dirá por ahí que es el amor de su vida,
y que cualquier amor anterior fue un error.
Le preguntará que dónde se ha estado escondiendo toda su vida,
y la mirará desde el marco de la puerta mientras ella se maquilla.

Él amará a otra mujer,
y lo hará sin resentimientos,
sin acordarse del pasado 
y
sin 
acordarse
ni siquiera
de
mi.

Él amará a otra mujer 
y se lo dirá mientras la abraza cada noche,
la amará sin reproches,
sin prejuicios.
Un amor limpio y puro.

Él amará a otra mujer,
del mismo modo
que un día
me 
amo 
mí.

SM.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Dueles

Dueles como si todavía estuvieras aquí.
Y yo te lloro, a mi manera, ya sabes.
Contando las veces que ya no me miras, y mirando las veces que ya has dejado de contar conmigo.

Dueles, como si nunca te hubieras ido.
Como si tus piernas todavía supieran como atarme a tu compás y a ese maldito tic-tac de tu corazón al que, en sueños, todavía sigo acompasando.

Dueles y sigues doliendo y nunca dejas de doler.
Y me pregunto (y créeme, desde que no estás no sé en los ojos de quien buscar las respuestas) si dejarás de doler, aquí, al lado izquierdo, o si por siempre serás esta jaqueca que me hace sentir dolorosamente viva.

SM.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Le abrí la puerta a la muy puta

Anoche la nostalgia llamó a mi puerta, y, por una vez la abrí la puerta y dejé que pasara un rato. Solo un rato, me prometí.
Le dejé pasar porque había montón de cosas que recordar. Porque hay que cerrar etapas, porque la vida sigue, la gente se va y la nostalgia sigue doliendo.
Nos sentamos a hablar, y la muy puta me recordó cada dolor, cada lágrima, cada sonrisa, cada caricia que ese cabrón olvidó borrar de mi piel.
La muy zorra se rió y me recordó lo que me iba a doler verle partir. Lo vacía que me iba a sentir al tener que despedir a una de las chicas más maravillosas que jamás he tenido el placer de conocer.
Me recordó que esos abrazos, esas palabras y esas sonrisas eran suyas y de nadie más.
Y lloré, lloré por ser egoísta y no querer verla partir.
Lloré porque sé que jamás tendré palabras suficientes para agradecerle todos y cada unos de los momentos que me ha regalado.
La nostalgia se tumbó en mi cama, en ese hueco tan suyo, entre mi cuerpo y la pared. Y me sonrió con esa sonrisa tan mala, tan suya. Y yo, que no iba a ser maleducada se la devolví.
Sacó el álbum de fotos y me demostró lo mucho que han cambiado los años, que la niña que era ya no es, se fue. Que los miedos siguen siendo los mismos, que las heridas siguen abiertas, que el tiempo pasa y no regresa.
Me miró y me recordó que los corazones rotos, estarán rotos siempre, que los huecos vacíos solo estarán vacíos el tiempo que tú quieras.
Antes de irse, me prometió volver, no muy tarde.

SM.