Seguidores

miércoles, 29 de abril de 2015

Nos vemos en tu próximo invierno

Yo ya se lo advertí,
rompo a todo el que me toca.
Quizás es que soy demasiado masoca,
y necesito romperme para darme cuenta cuándo estoy demasiado herida.
Ya no te pertenezco.
Has encontrado en otras pupilas toda esa luz que yo ya no tengo.
Echo de menos la forma con la que me mirabas cuando pasaba por delante.
A lo mejor es que ya has encontrado a otra chica huracán capaz de hacerte retorcer de placer acompañando a la locura.
No creo en las segundas oportunidades,
el problema es que a ti te he dado más de dos.
Y sigues esperando que me ancle a tus caderas.
No me esperes despierto.
Yo ya no vuelvo, 
ahora muero en sueños.
Me espera un próximo destino.
Aún que... sinceramente... quiero recuperar lo que fue mío.
No eras consciente que podías destruir con tus labios color tempestad.
Quizás no te has dado cuenta que yo destruyo por donde paso,
por algo soy así de callejera.
Ahí te quedas,
que te acompañe tu primavera,
porque yo voy a seguir pisando fuerte.
Rompiendo tus esquemas a base de cicatrices.
Yo voy a seguir dejando huella.
Desapareciste en medio de la guerra.
en medio de mí guerra.
Dejaste de enfrentarte a mis monstruos y no lloraste mi pérdida.
Nos vemos en tu próximo invierno.

SM.

martes, 21 de abril de 2015

No sé de qué están hechas las almas, pero la mía y la suya eran una sola

A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuando más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano, y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o de inteligencia.
No sé de qué están hechas las almas, pero la mía y la suya eran una sola.

SM.

lunes, 20 de abril de 2015

Ruinas

Estoy en la ruina, y que calle quien diga que es mentira. Llevo demasiado tiempo intentando creerme ésta mentira que me está consumiendo. Duermo cada noche con el dolor que llevo aquí dentro, y nadie puede salvarme de ésta caída.
Sonrío, o eso intento, porque por dentro estoy hecha añicos. Con eso que late, completamente partido.
Sólo puedo olvidarme de toda ésta mierda cuando me anclo a sus pupilas. Y me envuelven sus brazos, intentando hacer desaparecer toda mi ira.
No... por favor... no te vayas, quédate un poco más. Necesito despertar de ésta pesadilla que me está matando.
¿De verdad merezco ésto?
Y es que, a pesar de todo, soy yo quien decide cuándo apretar el gatillo.
Sigo sin poder luchar contra mis gigantes, porque duermo cada noche a oscuras, rodeada de mis monstruos.
Y quizás, lo bueno de tener el corazón roto, es que las balas tal como entran, salen.
Pero es que acabo pagando todas mis desgracias con la única persona capaz de soportarme.
Y es que tengo esta puta manía de hacer daño a esa persona que de verdad quiere protegerme.
Y lo siento, siento haberme perdido.
Siento haberle perdido.

SM.

domingo, 12 de abril de 2015

Táctica

Mi táctica es mirarte,
aprender cómo eres,
quererte cómo eres.
Mi táctica es hablarte y escucharte.
Construir con palabras un puente indestructible.
Mi táctica es quedarme en tu recuerdo.
No sé cómo, ni con qué pretexto;
pero quedarme en ti.
Mi táctica es ser franco,
y saber que tú eres franca.
Y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos,
no haya telón ni abismos.
Mi estrategia es, en cambio,
más profunda y más simple.
Mi estrategia es
que un día cualquiera,
no sé cómo,
ni sé con qué pretexto.
Por fin me necesites.

Mario Benedetti 

miércoles, 8 de abril de 2015

Necesito desesperadamente un sueño.

Creo que estoy empezando a enloquecer, y a vivir con la mierda que todo éso conlleva.
Mis ojeras empiezan a marcarse por debajo de mis ojos e intento sobrevivir al huracán que aparece cada noche.
Aguanto, sin reproches, cada una de mis heridas y empiezo a darme cuenta de lo que es vivir sin salvavidas.
Y quien lo diría... éste insomnio nos me está consumiendo.
No puedo cerrar los ojos, o voy directamente al infierno.
Que alguien pare ésta locura...
Que alguien me devuelva a la vida...
Que alguien me devuelva la sonrisa y mis ganas de comerme el mundo.
Que alguien evite que se apague ésta cerilla que se está consumiendo.
Porque si caigo... si caigo no me levanto.
Necesito desesperadamente un sueño.
Necesito despertar de ésta locura que me está matando.

SM.

domingo, 5 de abril de 2015

viernes, 3 de abril de 2015

Pirata

Aún que tú no lo sepas, miro todas tus fotos antes de irme a dormir.
Me da por imaginar 50 posibilidades distintas de comerte la vida. Y fantaseo con la idea de que me quieras, sin que yo te lo pida.
Puede que no lo sepas,
pero nunca he sido capaz de abrirme el pecho ante alguien
y dejarme querer sin sentirme culpable.
Siempre había besado con los ojos abiertos,
pensaba que algún día entre error y error encontraría el acierto que me dejara ser huracán, sin tener que destrozar por donde pasara.
He tenido siempre ésta enfermedad que me convierte en autodestructiva de todo lo que quiero.
Hiero pensando que en la herida está la cura.
Porque aún no he aprendido que la saliva aveces enferma, no cura.
No sé,
ahora suenan los Stones, bailo sin importarme la hora, le cuelgo el teléfono al miedo para que me deje un poco tranquila y le meto mano a la vida.
No quiero valer la pena,
quiero valer todas las sonrisas que te marcas cuando digo alguna gilipollez.
Que te rujan las venas y te pidan tregua cuando entra en juego mi parte animal en mitad de la partida.
Quiero incontables viajes de ida.
Aprenderme de memoria tus movidas con la ley y que mi boca sea la norma que más te guste romper.
Y dejemos la última ronda sin pagar y se rompan los azulejos de los baños de cualquier bar,
para hacernos pedazos.
Me he enamorado de los retazos
de dolor que dejas cuando todo te acorrala.
De tus paranoias que aparecen en la décima copa.
De tus dudas y tus inseguridades.
De todas las ciudades en las que tenemos previsto viajar.
Me he enamorado del monstruo de tu armario,
de tu espíritu de corsario y tu alma de pirata perdido en alta mar.
De aquel tatuaje de un timón que nunca te harás,
o de la manera en la que te anclas a mis caderas.
Así que háblame de tus miedos, de tus monstruos y tus gigantes.
Háblame de cómo te perdias antes de perderte en mi boca, antes de volverme loca a base de sonrisas.
Antes de enseñarme a soltarme de las cornisas y disfrutar del vuelo.
Háblame,
abrázame,
agárrate a lo poco que queda de mí después de tanto incendio.
Entérate ya de que ahí fuera no hay nadie ni nada que me asuste.
Lo único que me da realmente miedo es que un día te marches.
Porque aquí dentro ya has plantado bandera,
has hizado tu vela en mitad de la tormenta.
Ya lo has conquistado todo.
Te quiero,
como no he sabido querer a nadie.

Día de cambios

Hoy no es un día especial.
Hoy es sólo hoy.
Pero es día de cambios, de mirarte en el espejo y sonreír. Porque ya está bien de vivir en blanco y negro pudiendo pintar los colores con botes de purpurina.
Y así es, vivimos con miedo a cambiar bruscamente, por miedo a perder nuestra sonrisa.
Pues yo me quito el sombrero ante aquellos que lloran en público, y que no sólo sonríen ante las cámaras.
Ante aquellos que no se juzgan por las tallas y que no tienen miedo de enseñarle al mundo su verdadero yo.
Aquellos que saltan al precipicio sin contar hasta tres.
Esos que te abrazan cuando ni si quiera se lo has pedido, esos que están dispuestos a para miles de balas por no hacerte daño.
Los que no tienen miedo a enamorarse y volar cada vez más alto sin importarles una mierda la caída.
Sin miedo a curar heridas.
Porque hoy es día de comerse el mundo.

SM.

Música de fondo: Home to mamma