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sábado, 3 de diciembre de 2016

Conocerte

Hay demasiadas cosas que aún tengo que conocer de ti.
Detalles,
como por ejemplo,
si eres de los que mira con nostalgia por la ventana del autobús,
o si eres de esos que analiza a cada persona que entra.
Si de vez en cuando, juegas a mi rompecabezas de intentar averiguar cuáles son las penas que acarrea cada cuerpo,
de dónde vendrán,
o si ellos también están enamorados,
o quien sabe si lo estarán algún día.
Puede que incluso acaben pillados de tu sonrisa,
pero esperemos que no,
porque yo quiero ser la ocupa de tus labios por mucho tiempo.

Me gustaría saber si también piensas en mí cada vez que suena alguna de nuestras canciones por la radio.
O si algún día podría ser yo el motivo por el cual tengas dos pies derechos,
y no puedas levantarte ninguna mañana con el izquierdo,
aunque yo ya conozco esa faceta tan tuya de levantarte refunfuñando cada mañana.
Hay tantas cosas que inundan mi cabeza,
que por un momento desearía poder escribirlas todas en una lista,
como quien escribe la lista de la compra.
Pero sé que eso no es posible,
porque si algo he conocido de ti,
es que tienes una letra inteligible.
Y que jamás te descubrirías tras tu máscara de corazón fuerte.

Pero algún día lo harás
porque no se puede besar con los labios cubiertos.
Al igual que no se puede querer a un corazón que está a oscuras.

Pero qué te voy a decir...
Con la de tías que se han roto la falda para poder rozar un mínimo de tu mejilla.
Qué te voy a decir si eres el caballero que aparece para convertir cada momento en fantasía.
Y luego,
vas y desapareces.
Tal y como dicta tu guión.
Porque eres un sueño,
y eso de anclarte a alguien nunca había sido de tu estilo.

Eres de los que ve la vida pasar,
sentado en la barra del bar,
pero nunca con la copa vacía.

Quiero conocerte,
más incluso de lo que ya te conozco.
Quiero saber de ti,
y que una noche cualquiera,
tirados en el sofá,
y con unas cuantas copas de más,
sonriamos al recordar como empezó todo.
Y le demos la razón a todos los que nos avisaron de que lo que empieza jugando siempre acaba gustando.

Y quien sabe, quizás la próxima vez que te vea sea capaz de mirarte a los ojos y robarte un te quiero,
con las mejillas sonrosadas,
echándole la culpa al alcohol,
y a esos sentimientos que tengo a flor de piel cada vez que me rozas.
Sin querer,
Y que yo, queriendo,
decida acercarme un poco más.

Te mentiría si te dijera que no me da miedo enamorarme,
pero te mentiría también si no te dijera que te comería a besos,
todos y cada uno de los días.

Me engancho a la idea de pensar que algún día,
estarás tan ocupado intentando conocer todos esos detalles que no conoces de mi,
que todo se desvanece a tu alrededor.
Y fijes tu mirada en mí,
y sonrías,
por ser todo aquello que estabas buscando.

De momento, voy a limitarme a sonreírte cada vez que se crucen nuestras miradas,
y a robarte algún que otro beso inocente.
Y a quererte,
y a enamorarte,
como nunca antes lo había hecho por nadie.

SM.