Rozando las estrellas

Ojos color caramelo y sonrisa contagiosa, así la defino.
Perfectamente perfecta, a su manera. Sin pros y sin contras.
Ella es de las que te da el abrazo sin preguntarte qué te pasa, y la que si te ve llorar, lo primero que dice es a quien hay que partirle la cara.
Con esos moños despeinados, ella se justifica porque dice ser artista. Yo lo comprendo, éste mundo es demasiado matemático para ella.
Ha curado corazones mientras el suyo estaba roto, y ya por eso es mi heroína.
Pone un toque alocado en la vida de cualquiera que se le pase por delante, eso sí, será todo lo pequeña que quieras, pero siempre será superior a ti.
Tiene más cojones que toda la humanidad junta, pero a la vez es delicada.
La he visto llorar demasiadas veces, pero basta su sonrisa para iluminar una habitación entera.
Es en la primera persona en la que pienso siempre que me meto en líos, porque sé que es la única que me puede sacar de ellos.
Su vida en sí lo es, una gran catástrofe. Pero ella pinta los problemas con acuarelas.
A veces es demasiado borde, pero todo se le perdona. Las princesas tienen esos lujosos caprichos.
Ella es de las que te pone las cartas sobre la mesa, pero siempre tiene un as en la manga.
Pide tu turno, ella va antes que nadie.
Me la como a besos todos los días, pero es que ya no sé como agradecerle que esté conmigo.
Ella vuela por encima de las nubes, rozando las estrellas, en busca de su ángel perdido.

SM.