Empiezas a notar que estás en la recta final, cuando dormir es el mejor momento del día, cuando tener ojeras es algo habitual y lo que menos te importa es tu aspecto. Cuando tienes un carácter de mierda las 24 horas del día, y no hay quien te salve.
Cuando el estrés hace que se te caiga demasiado el pelo, y las horas pasan demasiado lentas.
Cuando las clases son un agobio constante.
Cuando todos hablan de exámenes y medias.
Cuando no tienes tiempo ni para comer.
Cuando hasta en esos momentos que tienes para desconectar, sigues repasando los temas de historia en tu cabeza.
Pero, a pesar de todo, cuentas los días para acabar tu último examen. La adrenalina del verano empieza a notarse en el ambiente.
Sabes que todo esfuerzo requiere su recompensa. Y sabes que va a ser el verano de tu vida.
Porque no pienso parar hasta llegar a la cima.
Y sí, bachillerato me está amargando. Pero me está haciendo madurar y creer en mi misma. Y os aseguró que no hay mayor regalo que ver cada día tu futuro más claro.
SM.
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