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domingo, 22 de febrero de 2015

Arde Troya

Y todos sabemos que ésta es la forma en la que todo acaba... O empieza.
Demasiados huecos rotos.
Pero para qué mentir... adoro vivir en su catástrofe.

Esa sensación de haberlo perdido todo, pero que renace con la más mínima sonrisa.
¡Qué demonios!
Su risa.

Cuando no eres capaz de mirarle a los ojos, porque sabes que vas a acabar en un mar de lágrimas.
Ahí es cuando te das cuenta de que no podrías respirar si no es a su lado.
Cuando tu corazón bombea demasiado rápido.

Ahí, ahí arde Troya.

Tu mente empieza a hacer falsas especulaciones.
Empiezas a tener miedo de que sea la última de muchas.
Y tu orgullo gana la batalla que dabas por perdida.

Y en ese mismo instante,
ese instante en el que la primera lágrima empieza a recorrer tu mejilla,
empiezas a recordar cada unos de los momentos en los que te viste reflejada en sus brillantes pupilas.
Cuando te invaden los flashbacks.
Y entonces, como por arte de magia, recuerdas la última vez que él te susurró un te amo al oído.
Recuerdas como sonríes cuando te mira fijamente.

Y entonces, ahí... justo ahí, arde Troya.

SM.

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