Abrí los ojos y recordé cómo éramos hace tan sólo un año. Me dio por recordar tu sonrisa bajo las luces de las calles, tus ojos verdes brillando al verme pasar,el tacto de tus manos frías recorriendo mi espalda en busca de hacerme rabiar... Aún puedo sentirte, puedo notar el recorrido de tus manos por mi cuerpo, y es de los mejores recuerdos. Puedo notar como palpitaba tu corazón cuando me abrazabas, y siento tu respiración en mi nuca. Puedo notar tu mirada, esa con la que me dejabas claro que todo iba a salir bien.
Es curioso como he empezado el año y cómo lo termino.
Hemos pasado por mucho juntos, me has secado miles de lágrimas y has dejado que el silencio se apodere de nosotros cuando no tenía fuerzas para hablar.
Cada noche me pregunto en qué nos hemos convertido.
Antes no dejabas que me hundiera, hoy eres tú quien se encarga de hacerlo. Y ya no te reconozco.
Sigo anclada a éste clavo ardiendo que sólo se preocupa de quemarme, pero quien sabe, quizás sea demasiado masoca y necesite de tus puñaladas para creer que he recuperado alguna de mis siete vidas.
Y es egoísta, porque te encargas de hacer que sólo sea en ti en quien pueda pensar.
¿Me vuelves loca, sabes?
Por muchos puntos que le den a mi corazón siempre va a quedar ésta cicatriz que se abre cada vez que pasas por mi lado.
El problema llega cuando me doy cuenta de que tus abrazos son los que me sanan las heridas.
Los dos sabemos que cuando metas a otra entre tus sábanas, te acabarás corriendo intentando encontrarme, intentarás imaginarme de nuevo y abrirás los ojos y te darás cuenta de que ya no soy yo.
Y empezarás a enloquecer recordando cada poro de mi piel, yo tengo la cura.
Está sonando nuestra canción de fondo, y no puedo evitar recordar cada promesa que se esconde entre éstos acordes.
Espero que me recuerdes con la misma intensidad con la que yo lo hago.
Tuve miedo a querer, quise amar sin poder.
SM.
No hay comentarios:
Publicar un comentario